miércoles, 3 de mayo de 2017


TEXTOS DIDÁCTICOS PARA TERCER GRADO
INDEPENDENCIA

Josefa Ortiz 1768–1824
Patriota mexicana y heroína de la independencia de México también se le conoce como la Corregidora nació en 1768 en la ciudad de Valladolid, hoy Morelia.*Hija de españoles de clase media, formada por Juan José Ortiz y Manuela Girón, a la muerte de sus padres se trasladó con su hermana mayor a la ciudad de México.
Ingresó en 1789 al colegio de San Ignacio, de monjas vizcaínas, donde aprendió a leer, escribir y nociones básicas de matemáticas, además de lo que aprendía una señorita de su clase social: bordar, coser y cocinar. Pocos años después se unió en matrimonio a Miguel Domínguez en la catedral de México.

Domínguez fue un magistrado que, en su calidad de oficial mayor, se encargaba de un oficio de gobierno a través del cual los virreyes daban curso a los negocios administrativos y que por sus conocimientos e integridad gozaba del aprecio del virrey Marquina, quien lo nombró Corregidor de Querétaro.
Josefa se ganó el aprecio de la población queretana gracias a la ayuda que le brindó a su marido y por procurar el bienestar de la ciudad, y como él fue el Corregidor, ella fue conocida como la Corregidora.
Mantuvo una estrecha relación con Ignacio Allende, su yerno, quien le daba todos los detalles del movimiento insurgente en gestación. Ella y su esposo participaron activamente e incluso, ocasionalmente, en su casa se llevaban a cabo tertulias llamadas "Academia Literaria", donde se aparentaba discutir asuntos literarios, pero en realidad eran juntas secretas donde se hablaba sobre la situación política del virreinato y de cómo solucionarla. 




José María Morelos y Pavón 1765–1815

José María Morelos y Pavón nació el 30 de septiembre de 1765 en la Ciudad de Valladolid, hoy Morelia. Fue hijo de un carpintero, Manuel Morelos y de Juana Pavón. Creció en el seno de una familia humilde participando en la forma de vida e ideas de las clases populares.
A los 25 años de edad inició su carrera eclesiástica en el Colegio de San Nicolás, mismo que era dirigido por don Miguel Hidalgo. Dos años más tarde, continuó sus estudios en el Seminario Tridentino y tiempo después obtuvo el grado de Bachiller en artes, así en 1779 se recibió sucesivamente de subdiácono, diácono y presbiterio.
En 1810 se une al movimiento de independencia, siguiendo a su maestro Miguel Hidalgo. Morelos inicia a partir de ese momento una nueva vida y una nueva carrera, ya que con la muerte de Hidalgo, éste surge como la figura militar y política más sobresaliente de la Guerra de Independencia.
Su actividad militar la inició en Carácuaro reuniendo a 25 hombres armados con lanzas y algunas armas de fuego para dirigirse al sur. Poco a poco sus tropas se fueron engrosando y las ciudades de Michoacán, México, Puebla, Veracruz y Oaxaca fueron los escenarios de sus memorables hazañas.

REVOLUCIÓN
Educación en México en las primeras dos décadas del siglo XX
La Universidad Popular Mexicana (UPM) se constituyó en 1912 como una institución dependiente del Ateneo de México (antes denominado Ateneo de la Juventud) y funcionó hasta 1920.
Alfonso Pruneda fue el rector de esa universidad que se propuso abrir las puertas escolares llevando la UPM junto con sus profesores –entre otros: Antonio Caso, José Vasconcelos, Martín Luis Guzmán, Alfonso Reyes, Vicente Lombardo Toledano, Pedro Henríquez Ureña, Erasmo Castellanos Quinto– a las calles, talleres y plazas populares para ofrecer educación y cultura, a decir de ellos: “los remedios del alma”.
El artículo 3° consagró la educación gratuita, obligatoria y laica, para que todo niño mexicano tuviera acceso a ella. Estos principios fueron secundados durante el gobierno de Álvaro Obregón.
Una de las propuestas de este periodo fue la de las “ligas patriótico-moralizadoras” que deseaban instalar bibliotecas populares sin la intervención económica de los gobiernos de los estados o la federación; organizar conferencias públicas para todas las clases sociales sin tratar cuestiones políticas ni religiosas.
En los documentos que aquí presentamos se observan ejemplos de las actividades realizadas en favor de la educación; el primero es la respuesta que se le da a la solicitud del arquitecto Federico E. Mariscal para tomar fotografías y medir algunos edificios para continuar con las conferencias de la UPM; el segundo es la remisión al presidente Obregón para desarrollar la Gran Comisión de Propaganda de las Ligas Patriótico Moralizadoras de la República en el estado de Michoacán en septiembre de 1922.

La patria y siempre la patria
La causa antirreeleccionista motivó a los ciudadanos que deseaban un cambio en la
dirección del país. Como parte de su política, Francisco I. Madero permitió a las mujeres externar sus opiniones, ser más libres y participativas. En respuesta, recibió el apoyo de las agrupaciones femeniles que surgieron entonces bajo la premisa de que era necesario abandonar la idea de la inferioridad, para que la mujer pudiera “ser útil a sí misma, a la familia y a la sociedad”, según publicó el periódico maderista la Nueva Era, el 11 de enero de 1911.

Un testimonio palpable de la capacidad de organización que desarrollaron las mujeres de esa época fue el Club Femenil Antirreeleccionista “Hijas de la Revolución” que hizo pública su postura favorable al presidente Madero, por medio del manifiesto “La patria y siempre la patria”, dirigido al pueblo mexicano. 
El documento comienza haciendo un resumen de los atropellos que se habían vivido durante 36 años bajo la dictadura de Porfirio Díaz. Luego subraya el valor de Madero al enfrentarse a las fuerzas militares de Díaz y defender la Carta Magna de tantas transgresiones que el régimen dictatorial había cometido. En seguida, el manifiesto coloca a los mexicanos como testigos de la campaña electoral de 1910 y el triunfo maderista que debió ser exigido con las armas en las manos, para defender al “primer presidente constitucional electo en sufragio popular”. Las autodenominadas “Hijas de la Revolución” expresan su descontento por las pretensiones de algunos traidores de derrocar a Madero bajo el pretexto de que “no sabía gobernar”.
REMINENCIAS DE LA HISTORIA

Arte de escribir
En 1798 se publicó Arte de escribir por reglas y con muestras según la doctrina de los mejores autores antiguos y modernos, extranjeros y nacionales; el primer libro que circunda el sistema de enseñanza lectura-escritura y que por decreto real fue obra oficial para la enseñanza de la lectura y escritura en todas las ciudades, villas y lugares del reino. Este libro, incuestionable por su valor histórico y por el conocimiento que trasmite, incorpora la erudición de Torcuato Torío de la Riva y Herrero ante la historia cultural de nuestro país.
A finales del periodo colonial novohispano, la educación impartida a los niños se enfocaba a la lecto-escritura. El problema se agudizaba por la disyuntiva que prevalecía entre las dos técnicas caligráficas utilizadas en la enseñanza de las letras; el primer estilo aseguraba que la escritura caligráfica era un acto mecánico que sólo requería de paciencia y cuidado para su ejecución. El segundo método establecía reglas y preceptos de precisión, líneas y formas geométricas. A principios del siglo XIX, ambas tendencias educativas fueron substituidas por la innovadora didáctica expuesta en el libro de Torío de la Riva.
Don Torcuato Torío de la Riva y Herrero es considerado uno de los mejores calígrafos españoles. Nació el 1 de abril de 1759 en la localidad de Villaturde (Palencia). Sin haber visitado jamás el territorio de la Nueva España, aportó un legado ideológico que forma parte de nuestra identidad cultural.

 México viejo y anecdótico
Obra histórica que recorre los cuadros costumbristas del México colonial, escrita por Luis
González Obregón; escritor, historiador, bibliotecario, cronista vitalicio de la ciudad de México y general de brigada durante la Revolución mexicana.

González Obregón estudió en la Escuela Nacional Preparatoria, recibió clases de Ignacio Manuel Altamirano, de quien aprendió la pasión y el arte de recrear la historia como si fuera un viaje interminable de cuentos y leyendas, que nos llevan de los hechos verídicos hacia la cotidianidad. En 1885, al lado de otros grandes intelectuales, fundó el Liceo Mexicano Científico y Literario que subsistió hasta 1894; colaboró en el Museo Nacional de Antropología. En 1911 se le encargó la Comisión Reorganizadora del Archivo General de la Nación; más tarde, asumió la dirección del AGN hasta 1917. Asimismo, ingresó como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y de la Academia Mexicana de la Historia, presidió esta última de 1919 a 1922. Antes de fallecer –el 19 de junio de 1938, en la ciudad de México– una ceguera le impidió seguir escribiendo sobre la vida costumbrista y anecdótica del México virreinal.
El ejemplar de México viejo y anecdótico, es invaluable porque ostenta una dedicatoria autógrafa del autor para el médico Ricardo César Margáin, y por acompañarse de un "testigo": un recorte de periódico que habla de la venta de Palacio Nacional hace ya algunos siglos, pertenece al Fondo Bibliográfico "Arquitecto Carlos Lazo Barreiro" y es un buen ejemplo para hablar de la majestuosa facilidad que tuvo "Ronzalitos" –como cariñosamente le llamaban sus allegados– de indagar en las fuentes documentales hasta "hallar" el hecho histórico.
BIBLIOGRAFIA:








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